Entrevista a Jose Serralvo, autor de Los elegidos

miércoles, 3 de julio de 2013

Hoy inauguramos nuestro apartado de entrevistas con Jose Serralvo, que ha publicado su primera novela, Los elegidos, en la editorial Sepha.

Hola, Jose. Para empezar la entrevista, nadie mejor que tú nos podría explicar un poco el argumento de Los elegidos.

Primero, dejad que os agradezca a las dos por haberme invitado a inaugurar este espacio de vuestro blog. En cuanto al argumento de Los elegidos, os diré que es una novela que se desarrolla en torno a tres temas distintos. Por un lado, es una novela romántica. Jacobo, el protagonista, sufre por su ruptura con Helena, una mujer con la que mantuvo una relación durante varios años, pero que le abandonó repentinamente. Poco a poco, el lector intuye que tanto Jacobo como Helena siguen enamorados el uno del otro y solo las últimas páginas de la novela permiten comprender las causas de su separación. 

 Por otra parte, Los elegidos es una novela de intriga. Jacobo trabaja en un despacho de abogados en el cual se está desarrollando una red delictiva en la que participan varios de sus amigos. Esta trama de corrupción es la causa de la desaparición de María, una compañera de trabajo con la que Jacobo había iniciado una relación sentimental tras la partida de Helena. Digamos que después de la desaparición de María, Jacobo se convierte en una especie de detective improvisado, dando lugar a una espiral de consecuencias que truncará el destino de todos los personajes.

Y por último, Los elegidos analiza también cuestiones tan profundas como el suicidio y el sentido de la vida. Siguiendo la estela de Camus, Los elegidos intenta explicar las razones que podrían justificar que un individuo infeliz decida esforzarse por disfrutar de los buenos momentos. No es un libro de auto-ayuda, pero sí una novela optimista, que intenta aportar algo positivo a la vida de los lectores.

Tú has trabajado en uno de estos grandes despachos de abogados. ¿Hay mucho de autobiográfico en tu novela?

Los elegidos es una obra de ficción. Ahora bien, el ámbito en el que se mueve, el de las élites financieras, es un mundo que conozco, y que he intentado plasmar en la novela. De hecho, te puedo confesar que durante casi un año tomé notas a diario sobre cosas que presencié en este mundillo, tanto directa como indirectamente. Las jornadas laborales interminables, las vacaciones interrumpidas por la necesidad de responder los correos del jefe o las corruptelas realizadas en nombre del cliente son cosas de las que fui testigo, o que llegaron a mis oídos a través de amigos que se movían en el mismo medio social.

Antes de iniciar la novela, tenía casi doscientas páginas de notas. Pasé más de un mes ordenándolas e intentando que muchas de las cosas que había presenciado tuviesen cabida en la novela. De modo que, pese a que Los elegidos no sea una novela autobiográfica, el retrato que hace de las altas esferas financieras tiene un carácter casi cronístico.

Todos hemos envidiado alguna vez la vida de personas como las que aparecen en Los elegidos: sueldos muy altos, poder, prestigio... Sin embargo, leyendo el libro, llegamos a la conclusión de que poco tienen que envidiar. ¿Esto es así, o está algo exagerado para que funcione la historia?

En mi opinión, Los elegidos presenta una realidad de forma muy cruda, pero no exagerada. Prueba de ello es que muchos amigos abogados han leído la novela y me han dicho que se sintieron muy identificados con lo que describía. Imaginaos que tengo un amigo abogado que se llama como el protagonista de la novela: Jacobo. Cuando mi amigo Jacobo se leyó el manuscrito me dijo que le parecía un buen reflejo de lo que es la vida dentro de un gran despacho, y que probablemente aquello era también extensible a otras profesiones del ámbito de las finanzas, como las de los consultores o los auditores.

Ahora bien, mi intención no era emitir un juicio de valor hacia los individuos que ejercen esta profesión y que normalmente son personas brillantísimas que han estudiado en universidades muy prestigiosas. Digamos que el juicio de valor es más bien hacia las empresas que les explotan. ¿Diría que estas personas tienen poco que envidiar? No necesariamente. Yo tengo amigos que trabajan en grandes despachos y son felices con lo que hacen. Creo que el hecho de si sus vidas son o no envidiables depende sobre todo de si están en ese tipo de despachos o empresas porque quieren, o bien porque se han dejado llevar por imposiciones sociales. Reconozco que Los elegidos se centra mucho en este último supuesto: Jacobo no está satisfecho con su vida en el despacho y siente que ha sido arrastrado inconscientemente hacia un sistema en el que le explotan.

¿Es difícil compaginar tu carrera de escritor con otro trabajo? Nos gustaría saber cuáles son tus hábitos a la hora de escribir, y cómo encuentras el tiempo para hacerlo.

Para ser capaz de armar una novela, se tenga o no otro trabajo, hay que ser muy disciplinado. Se necesita una enorme constancia. Lógicamente, es más fácil ser constantes cuando uno puede dedicarse en exclusiva a la literatura. Cuando escribí el grueso de Los elegidos, era estudiante de Relaciones Internacionales en París. Solo tenía diez horas de clase a la semana y pasaba la mayor parte del tiempo escribiendo. Vivía en una pequeña buhardilla en la calle Marx Dormoy, con vistas a la basílica del Sagrado Corazón. Solía despertarme a las siete de la mañana, desayunaba releyendo lo que había escrito el día anterior, me preparaba un café y empezaba a teclear de nuevo. Por las noches realizaba correcciones. Muchos días me quedaba encerrado en casa, en pijama, trabajando desde las siete u ocho de la mañana hasta más allá de la medianoche. A veces he bromeado con amigos diciendo que trabajé más cuando escribí la novela que cuando era abogado de negocios.

Ahora mis hábitos son bastante irregulares. Algunos días me despierto a las cinco de la mañana para escribir un par de horas antes de ir al trabajo, otros escribo por la tarde o por la noche, y, por supuesto, trato de escribir los fines de semana y durante las vacaciones.

En estos momentos te encuentras trabajando como delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia. ¿Podría surgir de esta actividad el argumento para una nueva novela? ¿Nos adelantarías algo si es que has empezado una nueva obra?

Ahora mismo estoy trabajando en una novela que analiza el tema de la sexualidad, en particular la forma en la que nuestra concepción de los placeres sexuales va tomando forma y cristalizando conforme vamos creciendo. La idea de base que es que la sexualidad, lejos de ser innata, es un producto eminentemente social que se adquiere y modifica a lo largo de los años. Una peculiaridad de esta novela es que va a estar llena de relatos dentro de la propia novela, un poco al estilo de Las mil y una noches, donde se cuentan cuentos en los que alguien cuenta un cuento sobre un cuentacuentos. Este proyecto nació hace casi una década, cuando aún no había siquiera empezado a escribir Los elegidos.

Jose Serralvo
Os confieso que ya hace tiempo que también estoy tomando notas para escribir una novela sobre el mundo humanitario, pero creo que todavía habrá que esperar un poco antes de que pueda darle forma. En todo caso, el trabajo de delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja es fascinante. Cada año nos mandan a un país diferente, y hacemos cosas tan interesantes como visitar prisiones para garantizar el trato digno de los detenidos, atender a víctimas de desplazamientos masivos o dialogar con miembros del ejército o grupos armados. Hay quien dice que la guerra y el amor son los dos grandes motores de la literatura. ¡Supongo que se me van a ocurrir algunas ideas después de trabajar tanto tiempo para una organización que se dedica a asistir y proteger a las víctimas de los conflictos armados!

Suponemos que siendo un buen escritor también serás un buen lector. ¿Cuáles son tus escritores y libros preferidos?

Más que entrar en el tema de mis libros favoritos, preferiría hablaros de los escritores que más me han marcado. El primero que me viene a la cabeza es José Saramago. Saramago es un escritor con quien no comparto muchas ideas políticas, pero que era un maestro de la palabra. El crítico norteamericano Harold Bloom lo consideraba el mejor escritor de toda su generación y llegó a compararlo con Shakespeare. Confieso que el narrador de Los elegidos, una especie de figura incorpórea que se pasea por las páginas de la novela, intenta desarrollar el narrador del propio Saramago.

Otros dos escritores que me han marcado muchísimo, y que de hecho, por azares del destino, han jugado un papel importante en mi vida personal, son Muñoz Molina y Vargas Llosa. De ambos admiro mucho su cualidad de intelectuales comprometidos y su forma de concebir la literatura.

También me fascinan Javier Marías, Rosa Montero, Roberto Bolaño y Andrés Neuman, los clásicos latinoamericanos, de Borges a Cortázar, pasando por Carpentier, y el norteamericano David Foster Wallace.

En nuestro blog la literatura infantil y juvenil va a tener un espacio importante. ¿De pequeño ya eras un gran lector? ¿Cómo empezó tu afición por la lectura? Y, por último: ¿algún consejo para conseguir que los niños adquieran el hábito de leer?

De pequeño leía todo lo que caía en mis manos. Creo que me aficioné a la lectura gracias a las novelas de Agatha Christie. En casa teníamos una colección de libros de misterio a los que se le estaban cayendo las tapas, pero siempre había alguien que quería leerlos. Recuerdo ir al baño de madrugada a echarme agua en la cara para poder seguir leyendo un rato más y averiguar quién había cometido el asesinato de turno. También tengo muy buen recuerdo de El Hobbit, que leí con mi madre de niño a la luz de una vela, y de las novelas históricas que me regalaba mi tío, y que fomentaron tanto mi pasión por la lectura como por los viajes: Sinuhé, el egipcio de Waltari, León el Africano de Maalouf, El vellocino de oro de Robert Graves o Creación de Gore Vidal. Eran novelas ambiciosas, pero fáciles de leer para un adolescente y que invitaban a soñar con grandes viajes y épocas remotas.

Lo mismo me ocurrió con las aventuras de Tintin, que devoré recién alcanzada mi mayoría de edad. Yo diría que la única forma de que los niños adquieran el hábito de leer es darles primero cosas que les diviertan, así sea un buen cómic, y no intentar meterles Proust o Joyce con calzador a una edad muy temprana.

Jose, ha sido un placer. Te agradecemos tu colaboración con nuestro blog y te deseamos suerte con tu primera novela y, por supuesto, con las que llegarán. A nosotras Los elegidos nos ha encantado, y esperamos que con esta entrevista podamos contribuir a que más gente la conozca y la pueda disfrutar. Un abrazo.

Muchísimas gracias a las dos. Me ha alegrado ser el primero de los muchos escritores que pasarán por vuestro blog. ¡Os deseo buena suerte con este estupendo proyecto!




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